Gimiendo de rodillas,
bajo una sombra entumida,
me encuentro,
¿quién me entiende?
ni siquiera puedo escapar
de este cruel delirio,
que azota, como a un mendigo,
en su cruda realidad,
donde pidiendo a los cielos
de hinojos implora,
que tenga piedad,
de su nostálgica desdicha;
los ángeles cobijan
con sus alas, las heridas
lastimadas como arañazos
de fiera bestia,
alucinando la loca densidad
de pura inmoral;
riscos, son esos riscos
que causan pavor,
dando una sensación tónica
de vértigo, obsoleto;
ocasionando enredos
al pensamiento, que depende
de la más alucinógena clemencia.
Por: Juan Jose Curicama Naula
"El por Siempre Ulises"
Odisea de un Amor Nefasto
Quito - Ecuador
bajo una sombra entumida,
me encuentro,
¿quién me entiende?
ni siquiera puedo escapar
de este cruel delirio,
que azota, como a un mendigo,
en su cruda realidad,
donde pidiendo a los cielos
de hinojos implora,
que tenga piedad,
de su nostálgica desdicha;
los ángeles cobijan
con sus alas, las heridas
lastimadas como arañazos
de fiera bestia,
alucinando la loca densidad
de pura inmoral;
riscos, son esos riscos
que causan pavor,
dando una sensación tónica
de vértigo, obsoleto;
ocasionando enredos
al pensamiento, que depende
de la más alucinógena clemencia.
Por: Juan Jose Curicama Naula
"El por Siempre Ulises"
Odisea de un Amor Nefasto
Quito - Ecuador
