A ti mujer
pasionaria,
que deleitas con cariños
los sentidos más profundos,
que hasta mi han llegado.
Tus lúgubres, cantos
astrales,
sosiegan las almas, que yacieron,
en ti solo es paz, cordura,
voluntad superior ansiada.
En tú soberana calma,
los ángeles acarician,
tú divino rostro; ¡qué envidia la mía!,
amarte en tu lecho quisiera,
y ya nunca más, dejarte ir.
A ti mujer canora,
fuente de ventura,
con flores perfumadas
de hinojos te implorare,
para poder escuchar,
de tus labios, mi dulce consuelo.
Entonces ya para mí,
¡basta!
una mirada, una sonrisa,
y estoy alegre, muy alegre
que el alma mía, sea amparada,
por los reflejos que emites.
Para ti: mi corazón,
cuerpo y espíritu
que sujetándose; retiene tú belleza
para ti mujer, para ti; va todo esto,
sin excepciones en busca de tú corazón,
¿qué perdido está?
bajo aquel hechizo divino.
que deleitas con cariños
los sentidos más profundos,
que hasta mi han llegado.
sosiegan las almas, que yacieron,
en ti solo es paz, cordura,
voluntad superior ansiada.
los ángeles acarician,
tú divino rostro; ¡qué envidia la mía!,
amarte en tu lecho quisiera,
y ya nunca más, dejarte ir.
fuente de ventura,
con flores perfumadas
de hinojos te implorare,
para poder escuchar,
de tus labios, mi dulce consuelo.
una mirada, una sonrisa,
y estoy alegre, muy alegre
que el alma mía, sea amparada,
por los reflejos que emites.
que sujetándose; retiene tú belleza
para ti mujer, para ti; va todo esto,
sin excepciones en busca de tú corazón,
¿qué perdido está?
bajo aquel hechizo divino.
Por Juan Jose Curicama Naula
"El Por Siempre Ulises"
ODISEA DE UN AMOR NEFASTO
Quito-Ecuador