que me apasiona;
me desborda a la locura,
me condiciona, me ata.
Los destellos de tus ojos,
me iluminan,
en esta soledad, tan precaria,
donde vuelve la esperanza.
En esa ternura de tus miradas
a
veces siento, la desesperanza en ti,
que envuelven misterio,
y desata agonía, que quiere huir, lo sé.
Tus ojitos de capulíes,
me embarga, me hechiza,
me
dicen ámame,
me retiene la belleza de tu mirar.
Por eso amada mía,
por
esas miradas,
siempre
quiero besarlos esos ojos,
cada
vez que puedo, lo hago.
Es por eso mía, tan mía,
tu
mirada es:
la
puerta del edén,
están
en esos ojitos soñadores.
Por: Juan José Curicama Naula
“El Por Siempre Ulises”
ODISEA DE UN AMOR NEFASTO
Quito-Ecuador