unísono de mi vida,
consagrado a tu río;
eres la imagen pura
que postrada
estás, en mi destino;
¡eres tú!
con quien el corazón
late eterno;
donde hoy estás en
conjunto
con la virtud,
exaltando mis
sentidos.
¡Donde estás, querida
mía!
que en mi soledad te
busco,
cuando se torna
hosco,
este delirio
profundo.
Que haces cuando
estás umbría,
que en mi provoca
tanto llanto.
Cuando por el umbral
de tu ventana,
ves la primera luz
del día,
que acariciando besa
tu faz divina,
dime que expresan
esos destellos
profundos
que son fabulosos.
Cuando la suave brisa
acaricia tú rostro,
y lentamente levanta
tú lisa cabellera,
dime que expresan,
esos roces
maravillosos.
Déjame amada mía,
entonces, que alma
mía
vuele junto a la
tuya.
No dejes que el
lastimero
recuerdo del pasado,
desgracie tú alma;
no ves que la locura
de aquellos tiempos,
¡ya culminaron!
No estamos ligados
a ser presos,
de las nostalgias,
más bien amparémosla,
y comencemos
hacia un rumbo,
nuevamente.
A veces los humanos
somos tan orgullosos,
que la mano extendida
que nos brindan,
pues damos las
espaldas,
sin reacción alguna.
Somos necios por
naturaleza,
con aquellos martirios,
que engarzan las
tristezas,
confundiendo tanto
el pensamiento.
El tiempo está en
acecho,
que mientras más
tarde,
de seguro
todo será vano.
No somos nadie,
no somos nada,
sin embargo,
confundimos,
el veneno,
como trago amargo.
A veces, llegamos a
ser,
simples materias mecánicas,
que con el pasar del
tiempo,
solo causara ser,
pequeñas partículas,
desprendidas
en el espacio.
No quiero ser la luz
que se filtra, en tú
lecho,
simplemente quiero
ser,
el encanto de tus
sueños,
emprendido de tu
pecho;
por eso amada mía,
te dedico:
éste mi corazón enamorado,
que postrado esta en
tu pecho,
que siempre es mi lecho.
Por: Juan Jose Curicama Naula
"El Por Siempre Ulises"
ODISEA DE UN AMOR NEFASTO
Quito-Ecuador