Y de pronto me aleje,
y no volví más,
perdí la cuenta,
de cuanto daño me hacía,
¡sin embargo estaba allí,
sumiso a sus pies!
y de pronto ya no
estaba aquella,
solo su recuerdo me
abruma,
de pronto sus cabellos
dispersos
se mantienen aún
arraigados
en nuestra habitación,
que ahora solitaria
esta,
¡si! manteniendo el
silencio.
¡no quieren
abandonarme!
aun esta ella allí,
frígida, e inmóvil con su
imagen,
en todos lados.
Por Juan Jose Curicama Naula.
"El Por Siempre Ulises"
ODISEA DE UN AMOR NEFASTO
Quito-Ecuador