Diosa del placer
y encanto divino,
a ti me consagro, con afán;
eres la luz esplendorosa,
que emerges de la oscuridad,
ahuyentando las maldiciones,
que sofocan al corazón.
Mujer divina y victoriosa,
por ser única, eres grandiosa;
juzgad con máximo rigor,
la especulación asesina,
que envuelve la pobreza,
y cortad con tus espadas,
las cabezas sin piedad.
Eres la Diosa justiciera,
mística y austera,
que domina el privilegio,
y destruye honrosamente,
el espeso mal que consume;
firme con su razón,
y rebelde con la hipocresía,
es la Diosa justiciera,
que en mi pensamiento está.
¡Es ésa la mujer! que en mi,
se a impregnado como sabia
escritura del bien,
donde nunca serán corroídos,
por malditas que sean
las injusticias.
Juan José Curicama
“El por siempre Ulises”
ODISEA DE UN AMOR NEFASTO
Quito - Ecuador