Rocío del alma mía,
alba mía, nostalgia del día;
fuente de ventura adorada mía,
angelical visión que siento,
encanto mío,
que derramándose broto;
latidos exorbitantes
del pecho,
anidando está,
con locura tú trecho.
Celeste inmenso del cielo,
engarzado contemplo con celo,
cumbres infinitas,
como queriendo alcanzarte,
intenso cariño que derramo,
¡por amarte!
lucero mío,
no pretendo robar tú brillo;
pues, inquieto estoy,
con candor sencillo;
auge misterioso en desvelo.
Gimiendo está
el corazón;
unísono canto,
en desesperación;
encaminado hacia la lucha,
regocijado de grandeza mucha;
rociado de perfume;
embriagado estoy,
ansioso por mirar tus ojos voy.
Cándida y serena noche,
oyes mis voces en derroche,
rodeado de mágicas estelas;
nefasta como las conchas
de hermosas perlas;
enternecido
como en el edén prometido;
jardín de rocíos,
mística y hermosa;
¡oh mujer de los sueños!
cautiva y misteriosa.
Por: Juan Jose Curicama
"El por Siempre Ulises"
ODISEA DE UN AMOR NEFASTO
Quito-Ecuador