Me vuelco y me enredo en mis sueños,
para reencontrarte en las quejas del alma,
como es consistente amarte, esperándote en mi lóbrego,
como deviene la ternura de un niño a los senos de su madre
como te espero con mi melancolía, alborotada y afligida.
Esperarte tanto, para que sea inútil mi existencia, para embarrarme en los vicios,
no tiene cabida, sería capaz de borrarte,
pero mi locura se conjuga con las cosas diarias y tu,
ahora siénteme, soy el mismo de ayer.
único, sincero, capaz de seguirte, esperando hasta mi deceso.
Como es posible, que este breve escritor se trunque en las fosas de la vida,
como es injusto seguir pretendiendo escribir, si no existes,
¡ay estas costras del alma mía!, me exprime a la decadencia,
palabras que ya no pronuncian, se sujetan entre la garganta y la lógica,
absurdo o cierto, que demonios somos al final de este recorrido inútil.
Por Juan Jose Curicama
"EL por siempre Ulises"
ODISEA DE UN AMOR NEFASTO
Quito-Ecuador